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¿Que si creo en la paz?

Hace 60 años nació el conflicto armado, que hemos padecido las generaciones recientes que vivimos en Colombia. No creo que exista una familia que no haya sufrido los rigores de la violencia de alguna manera. Crecimos con titulares de periódicos y noticieros enrojecidos todos los días. Hoy, nos preocupamos menos cuando los muertos son cuatro y no cien, como en los viejos tiempos. Como si la indiferencia estuviera en el ADN de algunas mentes.

Nuestro país nació en guerra, hace 200 años, y ha mutado de conflicto en conflicto a lo largo de su historia. Pero hay que decir que en ese corto libro del tiempo, si se compara con aquellas naciones de 2.000 años, nunca habíamos estado tan cerca de firmar un acuerdo de paz tan trascendental para el país. Y aquí recuerdo la charla que tuve hace unos días con un embajador amigo. Me preguntó: ¿cuando se firme la paz terminará el conflicto? Y mi respuesta, como la de muchos, fue: “por supuesto que no”. Pero sí será el comienzo del final de esa guerra.

La firma del acuerdo de paz es el compromiso de dos actores, Estado y guerrilla, para garantizar que sus ciudadanos ya no tengan que padecer este conflicto armado. Pero es apenas el comienzo. De una parte, el Gobierno deberá garantizarles oportunidades a aquellos colombianos inconformes (y esto no necesariamente es guerrilla) con aspectos como el acceso a la educación, la salud de calidad, la vivienda, los créditos, el empleo y todo lo que contribuye a salir de la trampa de la pobreza. Y de otra parte, estos señores de las Farc deberán garantizarle al país que no seguirán traficando, ni masacrando y menos secuestrando.

Según el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), en 54 años han muerto 220 mil personas por el conflicto armado en Colombia, de las cuales alrededor de 178.000 son víctimas civiles (82 por ciento) y el resto combatientes. El documento, denominado ‘Basta Ya’, sostiene que en ese lapso de tiempo se han registrado 25.000 personas desaparecidas y cerca de 4’800.000 desplazados.

De acuerdo con el Centro, en un informe publicado en el diario El País, de Cali, de los 16.340 asesinatos selectivos registrados entre 1981 y 2012, los paramilitares fueron responsables del 38,4 por ciento de los casos, a los grupos armados no identificados se les atribuyó el 27,7 por ciento, a las guerrillas el 16,8 por ciento, a la Fuerza Pública el 10,1 por ciento, a desconocidos el 6,5 por ciento y a los cuerpos de seguridad del Estado el 0,4 por ciento.

A toda esta radiografía hay que sumarle los costos que no son humanos. Más de 220 billones de pesos en los últimos diez años (presupuesto de Defensa) y 180 ataques a la infraestructura petrolera. Décadas perdidas de nuestros recursos provenientes de los impuestos que hubieran permitido construir generaciones educadas y con oportunidades. Por eso, cuando me preguntan si creo en la paz, simplemente la respuesta es la misma. Me obligo a pensar en que nos la merecemos.

Por: Juan Manuel Ramírez Montero / Twitter: @Juamon /

Publicado Portafolio 16/02/2015