Acaba de terminar el encuentro de Héroes Fest, con una participación que superó las 5.000 personas, entre emprendedores, curiosos de la tecnología, innovadores, académicos y líderes de opinión. Todo un éxito, si lo que se buscaba era hacer ruido frente a la necesidad de consolidar un gran ecosistema de la innovación.
Este certamen dejó claro que es fundamental conocer de primera mano las experiencias internacionales de quienes han sabido crecer en materia de emprendimiento para adaptarlas e implementarlas en el panorama nacional. Sin embargo, el nuevo desafío es concretar el apoyo de aquellos países aliados que han manifestado su voluntad de realizar acuerdos de cooperación y comerciales, con reglas claras para las partes, y en donde Colombia pueda aprender de las mejores experiencias.
Y tal vez uno de los ejemplos más precisos es el de Israel. Un país que tiene 8 millones de habitantes, que equivalen a alrededor del 17 por ciento de la población colombiana, un PIB superior a los 280.000 millones de dólares y un PIB per cápita que supera los 32.000 dólares, o sea casi cuatro veces el de Colombia. Se trata de una nación que se encuentra plenamente interesada en aportar un gran modelo de innovación y en traer sus experiencias exitosas para solucionar el problema del agua en regiones como de La Guajira.
Aunque es cierto que el país vive un momento de incertidumbre por cuenta del desfinanciamiento de las arcas del Estado y del panorama económico internacional, sumado a las fallas en algunas de las negociaciones de los TLC, Israel resulta una oportunidad para no repetir los errores del pasado y constituir un acuerdo serio, bien negociado y en el que se valoren las ventajas competitivas de las partes.
Para nadie es un secreto que el mundo (con gran participación de China e India) está comprando alimentos, y Colombia, debido a su diversidad de climas, tiene un territorio que puede aprovechar este tipo de oportunidades. En la medida en que se superen las brechas de infraestructura, competitividad y costos de servicios básicos para los productores, el país puede apuntar a consolidarse como un productor importante a nivel internacional. Y esos aprendizajes pueden tomarse de quienes han hecho la tarea en corto tiempo.
No hay que olvidar el valioso ejemplo que Tel Aviv le ha demostrado a la industria tecnológica. Ha logrado constituirse en un gran ecosistema de la innovación, en el cual los jóvenes andan en sus bicicletas por las calles para moverse hacia las compañías de emprendimiento. Aunque nadie lo creyera, se trata de un Silicon Valley, creado en menos de 60 años, con un amplio potencial de crecimiento.
Ese debe ser el futuro al que le apuntemos como país en el posconflicto. A un escenario de generación de oportunidades, con conciencia y memoria, conectado a nivel internacional, institucionalmente fortalecido, incluyente y con todo el respaldo de los ciudadanos. Israel ha podido crecer, crear y sobrevivir en medio del conflicto. Colombia tiene todos los elementos para seguir el camino, con un elemento esperanzador, y es la próxima firma del acuerdo de paz. Así que no hay excusas.
Juan Manuel Ramírez Montero
Tomado de Diario Portafolio – 30/11/2015