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Portafolio | Contaminación en las regiones

Esta semana, el diario El Tiempo publicó un informe muy interesante que sostiene que el estado del medioambiente de las principales ciudades en el país es crítico, de acuerdo con el nuevo Índice de Calidad Ambiental Urbana (Icau), que por primera vez el Ministerio de Ambiente analizó para nueve ciudades de más de 500.000 habitantes y otros 32 centros urbanos de menor tamaño en Colombia.

De este grupo de urbes ninguna alcanzó una calificación entre alta y muy alta en el índice, que construyó y calibró un equipo de expertos, quienes desde hace cuatro años vienen trabajando en esta medición. Los criterios de espacio público y aprovechamiento de los residuos sólidos, así como la falta de reporte de calidad del aire, en general, tuvieron bajos comportamientos. Los resultados más bajos los presentaron Montería, Barrancabermeja, Palmira, Popayán, Pasto y Tumaco, que se ubicaron en la categoría de muy mala calidad ambiental.

Mientras tanto, Medellín, Bogotá e Ibagué fueron las únicas capitales en alcanzar un puntaje medio, a partir de 17 indicadores que evalúan de manera integral los aspectos ambientales de una urbe, como la superficie de área verde por habitante, la calidad del aire, la calidad de agua superficial, la población urbana localizada en zonas de amenaza alta, la exposición a niveles de ruido por encima de los niveles permitidos, las áreas protegidas, el consumo de agua y energía por habitante, entre otros indicadores.

Y es que el tema ya está en la agenda pública. Recordemos la encíclica del papa Francisco ‘Laudato Sí’ sobre el cambio climático, que invitaba a los países a preocuparse y generar herramientas de política pública contundentes. Qué buena oportunidad la que tienen los nuevos gobernantes que comienzan sus periodos en enero del 2015 para incluir en sus planes de desarrollo iniciativas claras, articuladas y puntuales a favor del equilibrio entre ciudadanos, empresas, aparatos productivos y medioambiente en las regiones.

En ese norte vale la pena comenzar por los viejos buses que expulsan gases tóxicos, las fábricas que arrojan sus desechos a los ríos y los proyectos de construcción que invaden las zonas de bosques o cerros de cada ciudad. El equilibrio debe darse entre el desarrollo y el respeto por el medioambiente. Lo uno no puede interponerse en lo otro. Y un ejemplo de esto es Ecuador, donde la minería y los proyectos de infraestructura son jalonadores del crecimiento económico, respetando las políticas de equilibrio con el medioambiente, pero sin frenar el progreso del país.

Por esa razón, resulta muy importante la participación del presidente Juan Manuel Santos en la cumbre París 2015 (COP21 y CMP11), donde los países deberán comprometerse de manera clara con el tema. Esos insumos constituyen materias primas para las regiones, que son las que finalmente deben adoptar medidas regulatorias serias y puntuales. Hay que recordar el estudio que concluyó que en el 2100 más del 60 por ciento del planeta será un desierto. No podemos considerar, ni menos arriesgarnos a dejarles un escenario tan trágico a nuestros hijos. ¡A tomar conciencia!

Juan Manuel Ramírez Montero
Tomado de Diario Portafolio – 09/11/2015